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Por qué esta crisis automotriz será peor que la del 2002

Las automotrices argentinas enfrentan esta pandemia con la fragilidad de no poder contar con ayuda de casas matrices

 Cada CFO da região deverá buscar soluções locais para se auto financiar: Matriz não suportará financeiramente as regiões.". La frase está en portugués pero no es difícil de entender. Dice que los responsables de financieros en cada país deberán hacer frente a la crisis actual con fondos propios. La casa matriz no enviará ningún tipo de ayuda.

Es la primera vez que se tiene la palabra directa de un alto directivo de un automotriz en la que se reconoce que en esta tempestad están a la deriva. Se trata de la exposición del vicepresidente de Hyundai de Brasil, Ricardo Martins, durante una teleconferencia que mantuvo con ejecutivos de Sindipecas, la asociación que agrupa a los autopartistas de ese país. La automotriz coreana produce en ese país el modelo HB20 en tres versiones.

Brasil es el principal fabricante de vehículos de Latinoamérica y se encuentra en una situación tanto o más grave que la local. Las declaraciones de este directivo no hacen más que blanquear lo que, en forma de versiones, se viene escuchando en las automotrices argentinas. Por ejemplo, una terminal argentina - tal como adelantó Ámbito Financiero días atrás - recibió un mensaje similar desde su casa matriz. En una "call" entre directivos en el país de origen con sus pares locales y su red de concesionarias quedó claro que no recibirán fondos para sostenerse ante la falta de ingresos por tener paralizada la actividad hasta nuevo aviso.

"Dijeron que la única plata con la que contaban era la caja propia que tenían en la actualidad. Con eso, había que sobrevivir" comentó uno de los participantes de esa reunión virtual. Ante este lapidario mensaje, la decisión de esta automotriz - entre otras medidas - fue la de frenar todos los pagos a proveedores hasta que la rueda vuelva a girar. El mismo escenario están enfrentando varias automotrices locales (siempre hay excepciones) que tendrán que superar varios meses de parate sin ingresos, pese a las nuevas medidas conocidas el sábado por la noche.

Este es un dato novedoso. A diferencia de lo que sucedió en la crisis del 2002, cuando el derrumbe económico de la Argentina puso a todas las empresas - entre ellas, las automotrices - con números en rojo, en esta ocasión el panorama es totalmente distinto. En aquella oportunidad, como se trataba de una crisis local, las terminales radicadas en el país tuvieron la ayuda financiera de sus casas matrices para sobrellevar el colapso que produjo la salida de la convertibilidad que redujo al mercado a unas 90.000 unidades. Actualmente, la crisis es a nivel global, las plantas está paradas en casi todos los países y los ingresos desaparecieron por la parálisis de las ventas. Las casas matrices están más preocupadas por ver cómo sobrevivir en sus propios países y en los mercados más importantes que en pensar en lo que sucede en un lugar periférico que, además, suele convivir con crisis propias. También en aquellos tiempos, la recuperación interna fue rápida y, en un par de año, se pudo revertir la situación impulsada tanto por la mejora del mercado interno como el de la exportación.

Ahora, no se cree que se pueda repetir ese giro drástico. La salida de la pandemia será más lenta y la ventas al exterior no tendrán el mismo papel que entonces porque los mercados externos tardarán en recuperar la demanda anterior a la crisis sanitaria.

Por caso, la exposición realizada por el directivo de Hyundai prevé una caída del mercado brasileño de 35% en 2020 con una baja en la actividad de 90% en estos meses y un freno del derrumbe recién para octubre. Estima que se perderán 20.000 puestos de trabajo en las terminales automotrices y 200.000 entre los autopartistas.

Ya algunas marcas, como Toyota y General Motors, adelantaron que no producirá en ese país, por lo menos, hasta junio. El resto estarán en la misma línea. Esto significará que, aún con el levantamiento parcial de la cuarentena, el mercado argentino tendrá problemas de abastecimiento de vehículos ya que el 60% de lo que se vende llega de Brasil.

En cuanto a las perspectivas internas, no son mejores. Las terminales vienen corriendo el cronograma de inicio de actividad. El Gobierno decidió autorizar la producción para la exportación pero no habrá apertura de fábricas inmediata. Varias ya retomarían la actividad recién en junio. Incluso, una terminal tiene previsto volver a producir en agosto ya que su plan de lanzamiento deberá ser retrasado por la depresión del mercado. Las que comiencen antes los harán de forma limitada, trabajando pocos días y a media máquina.

Hay que tener en cuenta, también, otro tema: producir 0 km en la Argentina exige una gran demanda de dólares ya que más de 70% de las piezas son importadas. El escenario en este punto aparece complicado. El default "virtual", la negociación con los acreedores dibujan un horizonte complicado en cuanto al acceso de divisas. Para el Gobierno, que las fábricas produzcan es un dolor de cabeza. Alivia en lo inmediato en la cuestión laboral pero agrava la balanza de pagos. Ni hablar del abastecimiento del mercado interno con más del 70% de autos importados. Un sector que da más tristezas que alegrías cuando los dólares escasean.

Ámbito.com