Opinión

La ganadería tendrá que esperar

Ni el mercado doméstico ni la exportación ofrecen valores que puedan considerarse realmente redituables.

24 May 2023

 El escenario puede durar varios meses y las ilusiones de un tiempo mucho más feliz se corren a la última parte del año

Ni el mercado doméstico ni la exportación ofrecen valores que puedan considerarse realmente redituables. El escenario puede durar varios meses y las ilusiones de un tiempo mucho más feliz se corren a la última parte del año

Estamos mal pero ningún escenario es irreversible. La ganadería argentina ha pasado otras veces por coyunturas fuertemente negativas, si bien no tan cargadas de daños ajenos a ella como ocurre en el presente. Y siempre ha salido adelante. No será esta la excepción.

Transitamos una semana atípica debido a los feriados que se avecinan. Cañuelas se muestra con una oferta más reducida y mejoras para las distintas categorías orientadas al consumo, pero hasta este último lunes en pesos constantes el novillo había resignado el 30% de su valor, y la vaca en promedio el 50% de su precio respecto de un año atrás.

Sin expectativas en relación a un mercado interno exhausto en términos de poder adquisitivo, los modestos precios que ofrece la exportación van completando una etapa poco feliz para criadores y engordadores. Al igual que sucede con un salario apenas aceptable, la inflación desbordada se come rápidamente los ingresos y los lleva a terreno negativo en términos de poder de compra. Es lo que está pasando con las distintas categorías relacionadas con la oferta bovina.

Las lluvias van apareciendo tímidamente, lo cual hace que persistan condiciones de escasez de pasto que impiden retener la hacienda. Ahora se anuncian precipitaciones más importantes, sobre todo para las zonas de cría de la provincia de Buenos Aires. Habrá que esperar a conocer su alcance y distribución.

La consultora Zorraquín-Meneses habla de planteos de cría que tienen que vender a precios poco atractivos en caso de no poder sostener una recría. Caminan por la cornisa para no descapitalizarse ante una expectativa, real o no, de una mejora de los valores más adelante. Antes de que llegue ese momento el feedlot habrá volcado al mercado un gran volumen de oferta entre agosto y octubre, en medio de elecciones cruciales para la Argentina. No debería ser auspicioso para los precios.

Mientras en el mercado interno el valor de la hacienda en pie crece por debajo de la inflación, las subas en pesos que registra el novillo pesado apto para exportación siguen sin equiparar la devaluación de la moneda local. Las exportaciones de carne continúan creciendo, pero los precios están lejos de lo que sería ideal. En abril se despacharon 73.500 toneladas equivalente res con hueso, por un valor medio de USD 4.474 por tonelada, muy lejos del récord de USD 6.300 alcanzado un año atrás (-29%). El contexto incluye una demanda china que ha aflojado y una industria frigorífica en Brasil con un stock almacenado de carne sin vender que ya volcará al mercado y que es una amenaza latente para las cotizaciones.

Estos son los momentos en que la alta dependencia de un comprador complica el panorama. Al menos el 75% de las exportaciones argentinas termina en China. A criterio de un trader experimentado en este mercado asiático, esta plaza se mantendría floja hasta julio-agosto. Hay altos stocks en cámaras y el consumo de las clases medias no se ha recuperado todavía de las políticas de Covid Cero y sus severas restricciones. Brasil y su oferta tiran para abajo, aunque también tienen un límite y cuando los precios se caen más allá de lo tolerable empiezan a mirar hacia su propio mercado interno.

Lo que está en discusión en el caso de China es el corto plazo, de cara al futuro todos están viendo una nación que seguirá aumentando su consumo de carne, quizás de los 6.4 kg/hab/año actuales a algo más de 10 kg. Una megaexportadora brasileña cree que los chinos van a apretar el acelerador en la segunda mitad del año, a medida que el consumo muestre señales de recuperación y los stocks se vayan licuando. Hay también confianza cierta en las ventajas de la producción sudamericana para atender a este cliente.

Es usual observar una mayor presión de compra por parte del gigante asiático iniciado el último cuatrimestre del año, previo al parate que se genera durante los interminables festejos del Año Nuevo Lunar. Por eso algunos especialistas creen que recién hacia los últimos meses de 2023 tendríamos una ventana de posible recuperación de valores en este mercado.

Todo lleva a pensar que al menos por cuatro meses no habrá demasiado para festejar entre nosotros en materia de precios de la hacienda. Sostener la exportación y los stocks es tarea clave para pensar en refundar el negocio. Siempre que llovió, paró. Y cada vez que hubo seca, las lluvias terminaron pegando la vuelta. Esto pasará, se superará como ha ocurrido tantas otras veces. Y no conviene perder de vista que un nuevo gobierno, probablemente promercado y no intervencionista está a la vuelta de la esquina. Ahí puede empezar otra historia.