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Bolillera en soja: una oruga, varias caras

El monitoreo es fundamental en el cultivo de soja, especialmente para controlar la presencia de la isoca bolillera (Helicoverpa haletopoeon).

 Mariano Luna, destacó durante la Agenda Aapresid, la importancia de un control efectivo de esta plaga.

Luna señala que condiciones de sequía y la presencia de leguminosas como lentejas o vicia, incrementan las poblaciones de bolillera. Esta isoca ataca en diferentes etapas del cultivo, causando distintos tipos de daños. Durante la implantación, actúa cortando plántulas. En la etapa de emergencia, la hembra deposita sus huevos en el cotiledón o primer foliolo. Las larvas emergidas pueden causar daños significativos, especialmente si superan 1 cm de longitud, cortando brotes apicales y provocando deformaciones en las plantas. Posteriormente, actúa como defoliadora.

"El daño más peligroso es el consumo directo de granos. A diferencia de otros lepidópteros, Bolillera se enfoca en los granos en cuanto aparecen las vainas", advierte Luna. Este tipo de ataque puede tener un impacto considerable en el rendimiento de la cosecha.

En condiciones normales, se establecen umbrales de 1 a 2 orugas por metro lineal cuando actúa como cortadora de plántulas. En años restrictivos, este umbral disminuye a 1 bolillera por metro lineal. En la fase de defoliadora, se tolera hasta un 20% de defoliación y 5 orugas por metro lineal en años normales, y 10% de defoliación en años restrictivos. En la etapa reproductiva, el umbral es de 0,5 bolilleras por metro lineal.

El monitoreo preciso es clave para el manejo integrado de plagas (MIP) para bolillera. En el periodo vegetativo de la soja, se recomienda la aplicación de insecticidas con 50 gotas/cm2. Luna señala la importancia de considerar el tamaño de las gotas y las condiciones del viento para una aplicación efectiva. Para vientos menores de 11 km/h, se recomiendan gotas de 160 a 200 micrones, y para vientos entre 11 a 20 km/h, gotas de 200 a 300 micrones.

El principio activo del insecticida varía según la fase de ataque de la plaga. Al inicio del cultivo, los piretroides son efectivos, mientras que para ataques en el brote apical, se recom

iendan insecticidas de acción translaminar, como las Diamidas Antranílicas y el Benzoato de Emamectina.

Mariano Luna recalca la importancia de un manejo integrado de plagas para combatir efectivamente la isoca bolillera. Este enfoque incluye no solo el control químico, sino también prácticas agronómicas adecuadas y el monitoreo constante de los cultivos. El conocimiento de las características del insecto y su comportamiento en diferentes etapas del cultivo es crucial para aplicar el tratamiento más efectivo en el momento adecuado.