Opinion

La revolución silenciosa de Sudamérica en el comercio de soja

Con Brasil y Argentina liderando el cambio y una China más cercana que nunca, Sudamérica está reconfigurando silenciosamente el mapa global de la soja. Un giro que plantea nuevas oportunidades y desafíos.

29 Abr 2025

La revolución silenciosa de Sudamérica en el comercio de soja ya es un hecho consumado. Mientras los analistas siguen centrados en las señales de Washington y Pekín, Brasil y Argentina consolidan, sin demasiados titulares, un nuevo eje agrocomercial que está reconfigurando la logística global de la oleaginosa.

Esta semana, el mercado de soja mostró una resiliencia notable, impulsado por una combinación de factores técnicos, optimismo comercial y, sobre todo, el avance imparable de Sudamérica en los flujos internacionales. Con apenas un 5% restante para completar su cosecha, Brasil no solo registra un récord histórico de exportaciones, sino que además captura el 76% de las compras chinas, desbancando a Estados Unidos de su rol tradicional de proveedor privilegiado.

Por su parte, Argentina avanza hacia el 40% de su recolección, con rendimientos mejores a lo esperado que, si bien no alteran drásticamente la oferta global, suman robustez a la recuperación regional.

En Chicago, los futuros de soja alcanzaron máximos de dos meses, impulsados por rumores de distensión en la guerra comercial entre China y EE.UU. Aunque la soja no figura aún entre los productos exentos de aranceles, el solo gesto de Beijing bastó para que el mercado reaccionara con entusiasmo, reflejando la extrema sensibilidad de los precios a cualquier señal geopolítica.

Mientras tanto, la soja sudamericana sigue fluyendo: hasta mediados de abril, Brasil exportó 34 millones de toneladas, batiendo todos los registros previos. China, como era previsible, absorbió la mayor parte de este volumen, asegurando suministro estratégico para sus procesadoras, que habían tocado mínimos de inventarios en cinco años.

Este giro estructural plantea varias certezas:

  • Sudamérica ya no es la alternativa, sino el centro del comercio global de soja.

  • China fortalece su alianza con la región, buscando reducir su exposición a los riesgos políticos de EE.UU.

  • Brasil y Argentina tienen en sus manos la oportunidad -y la responsabilidad- de consolidar su liderazgo con inversiones en infraestructura, logística y valor agregado.

En este contexto, los productores y exportadores agropecuarios de la región deben prepararse para un escenario de mayores oportunidades, pero también de mayor volatilidad. Los precios seguirán sensibles a cada movimiento diplomático, cada reporte climático y cada variación macroeconómica.

La revolución sudamericana en la soja no será televisada, pero será profundamente sentida en cada puerto, en cada silo y en cada mercado internacional que dependa de esta oleaginosa esencial.