Soja bajo presión en el Chaco: las estrategias clave del INTA para frenar las enfermedades y proteger los rindes
En una campaña marcada por desafíos sanitarios, especialistas del INTA revelan las claves para enfrentar las enfermedades foliares más agresivas que amenazan hasta el 30% del rendimiento. Rotación, manejo químico y prácticas culturales, los pilares del nuevo enfoque.
El cultivo de soja en la región chaqueña subhúmeda se encuentra bajo amenaza: enfermedades como la Mancha Marrón, el Tizón foliar y la Roya asiática están afectando la productividad de los campos. Para enfrentar esta situación, especialistas del INTA Las Breñas proponen un manejo integrado basado en tres pilares fundamentales: rotación de cultivos, control químico racional y prácticas culturales sostenibles.
Hasta el 30% del rendimiento en riesgo
Según explicó Gerardo Quintana, coordinador del Proyecto Cereales y Oleaginosas del INTA, el foco está puesto en atacar las enfermedades más prevalentes que, en condiciones desfavorables, pueden reducir el rinde hasta un 30%. Las más comunes son la Mancha Marrón (Septoria glycines) y el Tizón foliar o Mancha Púrpura (Cercospora kikuchii), aunque también se han incrementado casos de Mildiu, Mancha anillada y la temida Roya asiática.
Con casi 2 millones de hectáreas sembradas en Chaco, Formosa, norte de Santa Fe y Santiago del Estero, esta región representa el 12% de la producción nacional de soja. Sin embargo, su clima más cálido y propenso a sequías implica una dinámica sanitaria distinta al resto del país.
"El manejo integrado de enfermedades no es una opción, es una necesidad para proteger la salud del cultivo y mantener su rentabilidad", afirmó Quintana.
El informe del INTA recomienda una rotación estratégica con gramíneas, lo que reduce la carga inicial de patógenos, además de cultivos de servicio que enriquecen el suelo y favorecen la productividad.
Entre otras prácticas destacadas se incluyen:
- Fertilización balanceada y control de malezas para reducir la competencia y fortalecer el cultivo.
- Elección correcta de la fecha de siembra y variedad, adaptadas al entorno local.
- Uso eficiente de fungicidas, con monitoreo constante para detectar síntomas tempranos.
Calidad de semilla certificada y manejo adecuado de densidad de siembra para minimizar focos de infección.
La Mancha Marrón se presenta con clorosis y necrosis que ascienden desde las hojas inferiores, mientras que el Tizón foliar deja manchas violáceas en la parte superior del cultivo, a menudo confundidas entre sí. El Mildiu, por su parte, impacta la calidad de semilla con síntomas algodonosos, y la Mancha anillada produce lesiones circulares con halo clorótico.
El diagnóstico por PCR permite distinguir animales infectados transitoriamente (T1) de los permanentemente infectados (P1), siendo esta última categoría la más riesgosa por su capacidad de diseminar el virus durante toda su vida.
Con una cosecha en marcha y el clima como actor protagónico, el desafío es proteger la sanidad vegetal sin comprometer la rentabilidad. El enfoque del INTA apuesta a una visión de largo plazo, sostenible y adaptada al nuevo escenario climático y sanitario.
"Invertir en manejo sanitario es invertir en el futuro del cultivo y en la economía regional", concluyó Quintana.