Opinión

Donald Trump, ¿amenaza o paladín de la democracia?

8 Feb 2019

 Puede un líder ser visto al mismo tiempo como una amenaza al Estado de Derecho en su país y como un adalid en la lucha por la libertad y la democracia, si no en el mundo, al menos en nuestra región? Contradictorio y paradójico, parece ser el caso del controvertido Donald Trump . Casi todo el Partido Demócrata y buena parte del campo intelectual de Estados Unidos , incluidos muchos especialistas en ciencias políticas y sociales, lo ven como una amenaza para la democracia en su nación. 

No es un prejuicio ideológico ni parte de la lógica de polarización que caracteriza el debate público en ese país. Lo señalan organizaciones prestigiosas, como Freedom House, que acaba de publicar su informe de 2019, en el que se analiza el estado de la democracia de las diferentes naciones: en EE.UU. se mantiene sólida, aunque debilitada en los últimos 8 años, en especial desde la llegada de Trump al poder, debido a sus ataques al Estado de Derecho y al periodismo, y a los conflictos de intereses que comprometen los negocios de la familia presidencial y de muchos allegados. 

También llaman la atención otros episodios alarmantes, como la eventual interferencia de Rusia en las últimas elecciones presidenciales, la presión sobre el Poder Judicial y sobre la Reserva Federal por parte del Ejecutivo y otros excesos de hiperpresidencialismo y discrecionalidad en el ejercicio del poder. A esto se suman, en las últimas horas, gravísimas fugas de información confidencial que ponen en riesgo la seguridad nacional. Así, sobre un ideal de 100, EE.UU. mantiene un puntaje de 86 (la Argentina logra 84), lejos de otras potencias como Francia, Alemania y el Reino Unido (ni que hablar de los tres países con puntaje perfecto: Suecia, Noruega y Finlandia). 

Uno de los debates más polémicos gira en torno a las maniobras para limitar el derecho de las minorías a votar mediante la regulación de los registros de electores (el voto es optativo y para estar en el padrón es necesario hacer un trámite que se define en función de cada Estado). Stacy Adams enfatizó sobre este punto el martes pasado por la noche, en su respuesta a Trump luego de que se dirigiera al Congreso en el discurso anual sobre el Estado de la Unión. Adams, conocida militante por el derecho al voto de grupos minoritarios, además de escritora y figura ascendente de su partido, fue candidata a la gobernación por Georgia en noviembre pasado, perdiendo por escaso margen luego de disputas y recuentos de resultados. Con criterios más flexibles para registrar minorías, tal vez Adams hubiese sido la primera mujer negra en ejercer esa responsabilidad. 

Los problemas de transparencia electoral son agudos, en particular en la definición de los distritos electorales a partir de los cuales se eligen los representantes para la Cámara baja, que surgen de negociaciones opacas entre elites y tienden a favorecer el statu quo. Ni hablar del polémico Colegio Electoral, que permite que el candidato más votado no sea ungido presidente. A eso se agregan escándalos de fraude, como el reciente de Carolina del Norte. Si Alexis de Tocqueville pudiera reescribir La democracia en América, tendría una visión mucho menos optimista. 

Pero Trump tuvo un papel determinante en el vuelco que tomó la crítica situación de Venezuela . El líder que muchos consideran que erosiona la democracia en su país es el actor clave que galvanizó el sistema internacional, construyendo una poderosa coalición decidida a enfrentar el régimen dictatorial y narcocleptocrático de Nicolás Madur o. Así, los países más democráticos de la Tierra reconocieron a Juan Guaidó , pero el primero en hacerlo fue Trump. Más, su gobierno desplegó una ofensiva coordinada y precisa para aislar políticamente y ahogar financieramente al chavismo, incluyendo inéditas sanciones que alteran el comercio de petróleo y afectan de paso los intereses rusos. 

La empresa estatal venezolana Citgo, con una importante refinería y una red de comercialización en casi todo EE.UU., emitió mucha deuda que está, en gran medida, en manos de instituciones financieras de ese país. Por eso, a pesar de amagues de apoyo militar y de declaraciones subidas de tono, pocos creen que Putin arriesgará su poder en una aventura caribeña, más cuando enfrenta un escenario complicado en Medio Oriente e interrogantes sobre el efecto de las sanciones económicas impuestas por su incursión ucraniana. 

En América Latina, en la medida en que no haya intervencionismo militar, el liderazgo de Trump en la crisis venezolana generó un apoyo muy significativo, reflejado en la OEA y en el Grupo de Lima, creado en 2017 para buscar una salida pacífica del drama humanitario que vive esa nación. Nicaragua y Cuba se ven en el espejo venezolano y suponen que, más temprano que tarde, pueden correr una suerte parecida. Pero las diferencias son relevantes. El desastre venezolano no tiene precedentes en materia de destrucción de riqueza: de 2016 a la fecha, el PBI se derrumbó más del 60%. Tres veces peor que la crisis de Weimar y dos, que la catástrofe generada en EE.UU. en 1930 o la Guerra Civil española. John Bolton, principal asesor en materia de seguridad y política exterior, se refirió hace tres meses a la "troika de tiranías", integrada por aquellos países pilares de la ofensiva populista-bolivariana que dominaba hasta hace unos años la región. 

Pensando en su campaña para la reelección en 2020, Trump busca capitalizar su liderazgo en esta crisis para diferenciarse de muchos precandidatos demócratas y polarizar aún más a la opinión pública, en especial al electorado moderado. En su discurso al Congreso fue más que explícito: "EE.UU. nunca será un país socialista". Esto ocurre en un contexto en el que gana influencia el ala demócrata más radicalizada. El senador Bernie Sanders se mostró en contra del veloz reconocimiento de Trump a Guaidó y le pidió que aprenda de las lecciones del pasado y no apoye golpes ni cambios de régimen. En el mismo sentido se pronunció Tulsi Gabbard, con aspiraciones presidenciales para 2020. Esta veterana de la guerra de Irak es la primera representante que profesa el hinduismo en ocupar un cargo en el Congreso. Para ganar la elección primaria de ese partido muchos precandidatos deben competir y mostrar atributos alineados con las preferencias de los militantes más activos. Eso les puede restar chances en la elección general. 

Trump quedó debilitado luego de la derrota en las elecciones de mitad de mandato. Y está a la defensiva frente a la investigación del fiscal Robert Mueller, que promete resultados escandalosos. Por eso y por una visión renovada del poder y la influencia que su país puede ejercer, desplegó una política agresiva con bastantes resultados: acotó la presencia militar, en particular en Medio Oriente, de acuerdo con sus promesas de campaña; se puso firme en las negociaciones con China (incluido el caso Huawei), y suma ahora su rol fundamental en la cuestión Venezuela . 

Por: Sergio Berensztein  

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