La escalada bélica entre Irán e Israel ha alcanzado un punto crítico. Con bombardeos a instalaciones nucleares, misiles balísticos cruzando los cielos del Medio Oriente y la implicación creciente de Estados Unidos, el conflicto amenaza con desbordar sus fronteras.
La muerte de tres comandantes de la Guardia Revolucionaria de Irán tras un ataque israelí a Isfahán marcó un hito. En represalia, Teherán lanzó drones y misiles hacia el centro de Israel. Más de 400 civiles iraníes han muerto desde el inicio del enfrentamiento el 13 de junio, mientras que en Israel se cuentan al menos 29 víctimas fatales.
En simultáneo, Donald Trump volvió de su club de golf en Nueva Jersey para encabezar reuniones del Consejo de Seguridad Nacional. Su dilema: intervenir militarmente con bombarderos B-2 Spirit, que pueden cargar bombas antibúnkeres de 13 toneladas. Estas armas podrían alcanzar el sitio nuclear subterráneo de Fordo, inaccesible para la aviación israelí.
El presidente estadounidense ha postergado la decisión. Según la Casa Blanca, Trump dará una respuesta en un plazo de "dos semanas". En ese lapso, la diplomacia intenta evitar un desenlace aún más grave. Pero los intentos europeos en Ginebra fracasaron. Irán se niega a negociar mientras continúen los ataques, y su canciller advirtió que la participación de EE. UU. sería "extremadamente peligrosa".
La situación interna iraní también es alarmante. El Ayatolá Ali Jamenei se refugió en un búnker, suspendió comunicaciones electrónicas y nombró a posibles sucesores en caso de ser asesinado. Su gobierno denuncia infiltraciones israelíes y ha ordenado medidas extremas: apagón total de Internet, control en rutas y hasta amenazas de ejecución a quienes colaboren con el enemigo.
En Israel, el ejército prepara una "campaña prolongada". Ha destruido defensas aéreas iraníes, asesinado a altos mandos militares y atacado infraestructura crítica, incluyendo refinerías y hospitales. El objetivo declarado: retrasar el desarrollo nuclear de Irán, que según Tel Aviv está a dos o tres años de lograr un arma atómica.
Pero ¿qué sucederá si Trump decide intervenir? Expertos temen una guerra regional, con consecuencias globales. Milicias aliadas de Irán, como los hutíes en Yemen, ya amenazaron con atacar intereses estadounidenses. Gobiernos del Golfo se reúnen con la ONU por temor a catástrofes nucleares cerca de sus fronteras.
Desde Jordania hasta Egipto, el miedo se respira. Naciones tradicionalmente distantes de Israel ven con preocupación la posibilidad de un conflicto abierto entre EE. UU. e Irán. Mientras tanto, la población civil vive bajo fuego cruzado, apagones, y el trauma de ver cómo su rutina desaparece bajo el estruendo de las explosiones.
Lo que comenzó como una ofensiva puntual israelí contra Irán ha mutado en una guerra de alto impacto geopolítico. La decisión de Trump será determinante: contener la crisis o abrir la puerta a un conflicto sin precedentes. El mundo contiene la respiración.
