Esta problemática afecta principalmente a comunidades originarias y pequeños agricultores de áreas como Río Blanco Banda Norte y Banda Sur, quienes incluso han tenido que desechar parte de su cosecha.
La saturación del mercado local con bananas importadas ha llevado a los productores a pedir medidas restrictivas sobre la exportación de este producto desde los países mencionados. La situación ha escalado hasta el punto de generar protestas por parte de los trabajadores, quienes sufren pérdidas significativas.
Se menciona que en Salta, específicamente en Orán, se concentra el 80% de la producción bananera del país, con aproximadamente 3,000 hectáreas dedicadas a este cultivo, las cuales sostienen más de 3,000 empleos. Las economías regionales, según fuentes, juegan un papel crucial en el desarrollo económico y humano del país, proporcionando empleo genuino y fomentando el arraigo comunitario.
Críticas hacia las políticas gubernamentales no se han hecho esperar, apuntando a que la falta de regulación en las importaciones está afectando no solo a los productores de bananas sino también a otros sectores como los citrícolas del NOA y el Litoral, los yerbateros de Corrientes y Misiones, y el sector tabacalero, cuyos representantes han expresado preocupación por un posible cierre de temporada en quiebra debido a la insuficiencia de los precios internacionales para cubrir los costos locales.
Estas tensiones destacan la necesidad de un replanteamiento en las políticas de comercio exterior para proteger a las industrias locales frente a las dinámicas del mercado global que parecen favorecer las importaciones sobre la producción nacional.