Opinión

Tranquilidad oficial por dato clave de la primera semana de marzo: sojeros liquidaron

El ritmo de liquidación de dólares de la primera semana de marzo demuestra la teoría oficial que define que los exportadores sojeros están convencidos de que el Gobierno domina el tipo de cambio.

8 Mar 2021

El equipo económico financiero y monetario está tranquilo y conforme. El ritmo de liquidación de dólares de la primera semana de marzo demuestra la teoría oficial que define que los exportadores sojeros están convencidos de que el Gobierno domina el tipo de cambio. Y que, en consecuencia, no habrá que esperar devaluaciones (ni mega ni micro). Que con el actual nivel de valores de la soja a nivel internacional, el cruzamiento de precios para liquidar divisas es más que conveniente. Con este panorama, desde el Ministerio de Economía y el Banco Central creen que pudieron convencer al ala dura del oficialismo (kirchnerismo) de no ejecutar una política radicalizada contra el campo y los sojeros, y que la convicción de los números duros de la política cambiaria y monetaria son lo suficientemente claros y convenientes a favor de la liquidación de divisas; como para no necesitar embestidas perjudiciales.

Los datos de la entidad que maneja Miguel Pesce son más que claros. En la primera semana de marzo, se compraron unos u$s660 millones; más que los u$s633 que el BCRA adquirió en todo febrero. El viernes la cifra llegó a los u$s70 millones, completando un récord que no se lograba desde diciembre: una semana consecutiva de cinco días de saldo positivo de compras sobre ventas. El Central cruza este dato con otro aún igual de rendidor: en febrero la salida de dólar ahorro representó el menor nivel desde que se aplican las restricciones duras desde el 15 de septiembre, completando unos u$s144 millones. Para el BCRA y Economía, esto demuestra el establecimiento estructural (al menos en el corto plazo), del convencimiento que el país se encuentra en una "pax cambiaria"; con un Gobierno dominando el tipo de cambio, tanto en su versión oficial como financiera y en el "blue". Y que la percepción de los operadores económicos más importantes del mercado (entre los que se incluyen los sojeros), es de una estabilidad del dólar oficial hasta más allá de octubre. Y que, en consecuencia, no conviene esperar una decisión inesperada en cuanto a su cotización.

También se percibe cierta solidez y convencimiento interno dentro del Gobierno, que el mensaje hacia los productores y exportadores primarios está llegando; y que no hay necesidad de ataques innecesarios, ya que hay respuesta positiva también de parte de los privados. Un alto funcionario del Ejecutivo define la estrategia con el sector de la siguiente manera: "Nadie embestirá contra el silobolsa. Para nosotros es una opción de ahorro. Vamos por el convencimiento de que lo mejor es liquidar, porque ya saben que no habrá una devaluación y que los precios internacionales son los mejores en mucho tiempo". La idea oficial es la de no presionar ni con medidas ni con declaraciones (al menos de parte de funcionarios que rodean a Alberto Fernández) a los tenedores del commodity, y que la decisión de liquidar o no sea tomada por los productores de manera objetiva y tomando en cuenta sólo las condiciones financieras y cambiaras de la Argentina actual. Y sobre la base de una convicción oficial que se quiere que el campo asuma como una realidad: la política ante la cotización del dólar será sólo la de seguir el sendero inflacionario para no generar atrasos en el valor relativo de la divisa. Pero de ninguna manera aplicar una devaluación radical que mejore los términos de intercambio actuales.

Para que los sojeros terminen de convencerse, el Gobierno quiere demostrarles a los propietarios de la soja y los dólares que tiene la fortaleza y las herramientas suficientes para continuar aplicando la "pax cambiaria"; al menos sin alteraciones hasta las elecciones legislativas programadas para octubre. Y aún más allá. Parte del mensaje fue explícito el lunes pasado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, que definió en 102,4 el valor final del dólar a diciembre, siguiendo a rajatabla las premisas del Presupuesto.