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Finalmente, la UE aprobó plan para prohibir la venta de autos a combustión desde 2035

La medida busca reducir a cero las emisiones contaminantes. Regirá para vehículos nuevos.

 Los 27 países miembros de la Unión Europea aprobaron en la madrugada del miércoles el proyecto del ejecutivo comunitario para prohibir la venta de coches nuevos de combustión para 2035 y reducir las emisiones a cero.

A petición de algunos países, como Alemania e Italia, los veintisiete aceptaron dar luz verde en el futuro a permitir tecnologías alternativas como los carburantes sintéticos o los híbridos recargables si permiten alcanzar el objetivo de suprimir totalmente las emisiones de gas de efecto invernadero.

Los eurodiputados respaldaron la propuesta, presentada por la Comisión Europea el año pasado, de imponer una reducción del 100% de las emisiones de CO2 de los automóviles nuevos para 2035, lo que pondría fin a las ventas de vehículos  impulsados por combustibles fósiles.

La medida es un mensaje a los fabricantes europeos para que aceleren su transformación hacia el coche eléctrico y una advertencia a las firmas de fuera para que cambien si quieren seguir haciendo negocio en Europa.

La UE busca frenar la contaminación

Europa fue el primer continente que se marcó el objetivo de lograr la neutralidad climática (cero emisiones) en 2050 y ahora se adelanta al resto de la comunidad internacional en la fijación de las primeras medidas concretas para alcanzarlo.

El plan, bautizado con el estrambótico nombre en inglés de Fit for 55 (en forma para el 55, en inglés), incluye también el objetivo de duplicar las energías renovables hasta alcanzar el 40% de cuota en 2030, la fijación por primera vez de objetivos obligatorios de eficiencia energética y el endurecimiento de las condiciones del mercado de emisiones para elevar el precio de la tonelada de CO.

La apuesta por el vehículo eléctrico o con el combustible de hidrógeno -pensando en camiones y transporte aéreo y marítimo- llega acompañada de objetivos para desarrollar la imprescindible infraestructura de repostaje. El proyecto legislativo fija que a partir de 2035 se disponga de un puesto de recarga de electricidad cada 60 kilómetros en las principales vías. Y cada 150 kilómetros en el caso del hidrógeno.

El transporte y la vivienda, además, se incorporarán a un nuevo mercado de emisiones, en el que participarán las compañías que suministran energía a esos sectores. Bruselas espera que la fijación de un precio de las emisiones de CO en esas actividades contribuya a su reducción, dado que las empresas previsiblemente trasladarán el nuevo coste al consumidor final. La Comisión considera imprescindible la medida para acelerar la reducción en sectores de los que proceden gran parte de las emisiones.