Ganadería

Alerta en el sector porcino: crecen las importaciones y se frena el impulso exportador

En abril, las compras del exterior alcanzaron niveles históricos y superaron en solo cuatro meses el total importado en todo 2024. Mientras tanto, las exportaciones apenas muestran una mejora marginal.

El sector porcino argentino atraviesa un momento de fuerte tensión. Mientras los productores y la industria siguen haciendo esfuerzos por sostener la competitividad y abrir nuevos mercados, las importaciones de carne porcina se dispararon en el primer cuatrimestre del año y ya superan las cifras acumuladas de todo 2024. El dato, que preocupa a referentes del sector, remite a escenarios de crisis previos.

Según datos de ARCA y Aduana, compilados por JLU Consultora, durante abril se importó una cantidad de carne porcina que no se veía desde hace casi 28 años. El acumulado de importaciones en los primeros cuatro meses de 2025 supera el total importado en todo el año pasado, marcando un hito negativo que prende luces de alarma entre los productores.

Exportaciones que no alcanzan

Si bien las exportaciones mostraron una leve suba en abril, el volumen no alcanza para compensar el desequilibrio del mercado. En total, se enviaron al exterior unas 1172 toneladas, un número superior a los meses previos pero aún lejos de los valores récord de años anteriores.

"La producción local no es el problema. El problema es que los precios internacionales no dan, y el contexto interno tampoco ayuda. La salida del cepo no ha cambiado el escenario, seguimos remando en dulce de leche", expresó el Ing. Zoot. Juan Luis Uccelli, consultor especializado en porcinos.

Uno de los destinos estratégicos para las exportaciones, como Filipinas, sigue siendo trabajado desde lo institucional, pero no logra traccionar volumen suficiente. El desafío, según Uccelli, no está en la eficiencia productiva, sino en las condiciones macroeconómicas que desincentivan la inversión y favorecen el ingreso de producto extranjero.

Importaciones fuera de control

Los datos de abril son elocuentes: con 6.256 toneladas ingresadas, se alcanzó el pico más alto de los últimos años. Este volumen no solo es superior al promedio mensual de 2024, sino que en cuatro meses se duplicó el ritmo de importación, con un impacto directo sobre la producción nacional.

"La paradoja es que usamos parte del dinero prestado por el FMI para importar carne y destruir nuestra producción. Así es imposible pensar en pagar la deuda externa", criticó Uccelli. "Somos un país que debería salir con producción, no con importación. Es incomprensible que quienes toman decisiones no lo vean".

Una advertencia con peso histórico

Para los analistas del sector, la situación recuerda a lo ocurrido hace casi tres décadas, cuando un proceso similar de apertura indiscriminada destruyó buena parte del entramado productivo porcino. "No sería raro que pase lo mismo si no se corrige el rumbo", advierte el consultor.

En un contexto de caída del poder adquisitivo y crisis de consumo interno, los productores reclaman medidas que protejan la producción nacional, fomenten el agregado de valor y garanticen condiciones equitativas frente a la competencia externa.

"Lo que no entienden algunos que estudiaron en grandes universidades, lo entiende un chico de primaria", resume Uccelli con crudeza. La preocupación del sector no es solo por los números de abril, sino por la proyección de un 2025 que podría marcar un retroceso estructural si no se actúa a tiempo.