Lequio se convierte en el nuevo gigante de la carne argentina
El grupo santafesino compró las plantas del histórico Mattievich y se posiciona como el mayor frigorífico del país, con más de 120 mil cabezas mensuales y proyección global.
A veces, las grandes transformaciones del agro no ocurren en los surcos ni en los silos, sino entre muros fríos de acero inoxidable, bajo techos altos y entre líneas de faena que no se detienen. Esta semana, en silencio pero con impacto, se reconfiguró el mapa de la industria frigorífica argentina: el Grupo Lequio se quedó con las operaciones del histórico Mattievich y pasó a jugar en la primera línea del negocio cárnico nacional.
Detrás del anuncio, hay más que un simple acuerdo corporativo. Hay un cambio de era.
Los hermanos Leonardo y Federico Lequio, al frente del holding que ya gestiona plantas clave como Frigorífico Alberdi, Carnes Pampeanas y Hughes, avanzaron con la compra del 80% de las acciones del Grupo Mattievich. No trascendió el monto, pero sí su peso: la operación incluye cinco plantas distribuidas en Carcarañá, Villa Gobernador Gálvez, Casilda y Arroyo Seco, y con ellas, una capacidad adicional de más de 45.000 cabezas mensuales.
Sumadas a las propias, el Grupo Lequio superará los 120.000 animales faenados al mes, un volumen que lo posiciona como líder indiscutido en términos operativos. Pero no es solo una cuestión de escala.
Las plantas adquiridas -como las ya existentes en el grupo- están habilitadas para los mercados más exigentes del planeta: Estados Unidos, Europa, China, Israel, Canadá, Corea del Sur. Una señal clara de hacia dónde apunta la brújula: exportación y valor agregado.
Según trascendió, la familia Mattievich -con décadas de protagonismo en la faena- decidió cerrar un ciclo. La avanzada edad de su fundador y ciertas diferencias internas habrían impulsado la venta. Pero lo que para unos fue una despedida, para otros es el punto de partida hacia un nuevo salto.
El acuerdo implica también la incorporación de más de 600 trabajadores a la estructura de Lequio, que ya empleaba a unos 1.600. En tiempos donde la industria suele achicarse, esta noticia representa expansión, empleo y renovación.
Lequio no solo compra fierros y metros cuadrados. Compra trayectoria, posicionamiento y una red comercial construida a lo largo de décadas. Y lo hace en un momento clave: con la carne argentina recuperando presencia global y en un contexto donde la eficiencia y la trazabilidad ya no son opcionales, sino pasaportes de acceso.
Así, desde Santa Fe, se consolida un actor que promete dar que hablar no solo en ferias ganaderas, sino también en las mesas de negociación internacional. Porque en este negocio, faenar es solo el primer paso. Lo que viene es conquistar mercados.