Una nueva tanda de lluvias volvió a golpear al norte de la provincia de Buenos Aires, agravando un escenario ya comprometido por las fuertes precipitaciones de mediados de mayo. Si bien los acumulados recientes no fueron extremos (entre 35 y 50 mm), la advertencia es clara: los suelos ya no tienen capacidad de absorción.
Según la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA), el panorama es crítico: "Cualquier cantidad de milímetros resulta excesiva", expresaron en su último reporte, reflejando el nivel de saturación que presentan los suelos agrícolas. Municipios como Salto, Pergamino, Rojas, Chacabuco y Capitán Sarmiento están entre los más afectados.
Las consecuencias inmediatas ya se sienten en el campo. Numerosos lotes de soja siguen sin cosechar, y las condiciones actuales dificultan aún más las tareas, aumentando el riesgo de pérdidas tanto en rendimiento como en calidad del grano.
El mapa de reservas hídricas elaborado por la ORA muestra con claridad el contraste con el mes anterior. El norte y este bonaerense, junto con el sur de Santa Fe, encabezan las zonas con mayores recargas. El problema: las precipitaciones llegan sobre un "colchón hídrico" que ya supera los 400 mm acumulados en algunas zonas desde el 15 de mayo.
Además, la baja evaporación típica del otoño impide que los suelos se sequen rápidamente. Por lo tanto, durante semanas no habrá capacidad de infiltración, aunque las lluvias cesaran.
Aunque en condiciones normales las lluvias serían beneficiosas para los cultivos de la campaña fina, como trigo o cebada, el exceso hídrico actual representa más un riesgo que una oportunidad.
El pronóstico climático prevé nuevas precipitaciones que coinciden exactamente con las regiones más comprometidas: norte y este de Buenos Aires, este de Santa Fe y Entre Ríos. De cumplirse, los excesos se desplazarán hacia zonas más bajas, generando escurrimientos e inundaciones localizadas.
Para el sector agropecuario, el mensaje es claro: hay que prepararse para un invierno con reservas hídricas muy por encima de lo habitual. Y si bien eso podría favorecer a algunos cultivos más adelante, hoy implica un desafío logístico y productivo para los productores del norte bonaerense.