Una semana corta, pero intensa. Así puede resumirse el escenario meteorológico que enfrenta la Argentina en estos días. Mientras que el noreste atraviesa lluvias persistentes que podrían acumular hasta 80mm, en el noroeste las ráfagas superan los 110km/h. El este del país transita una humedad saturada que, lejos de aliviar, anticipa la entrada definitiva del invierno, con probables heladas fuertes en los próximos días.
Tormentas prolongadas en el NEA: el agua no da tregua
Corrientes y zonas aledañas están en el centro de la escena por un fenómeno de precipitaciones constantes con intensa actividad eléctrica, ráfagas de viento y ocasional granizo. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advierte sobre acumulados de 40 a 80mm, con valores localmente superiores.
Este patrón plantea riesgos elevados para caminos rurales, drenajes colapsados, pasturas anegadas y cultivos comprometidos. Las buenas prácticas agrícolas (BPA) recomiendan reforzar monitoreos y drenajes, sobre todo en lotes bajos o con siembras recientes.
Vientos extremos en el NOA: impacto en altura y rutas clave
En las zonas cordilleranas de Jujuy, Salta, Catamarca y La Rioja, el viento se convierte en amenaza real para la logística agropecuaria y la seguridad en rutas de altura. Ráfagas superiores a los 110km/h reducen visibilidad, dificultan faena y ponen en riesgo instalaciones.
Productores ganaderos en zonas de veranada deben tomar recaudos con los rodeos, mientras que las actividades al aire libre se ven limitadas por la intensidad de los fenómenos.
En Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y otras provincias de la región pampeana, el cielo permanece cubierto y con alta humedad. Sin embargo, la tendencia muestra una caída sostenida de temperaturas, con mínimas cercanas al 1°C hacia el fin de semana.
Este descenso térmico podría derivar en heladas agronómicas, especialmente en áreas rurales con siembras tempranas o producción hortícola. Se recomienda activar estrategias de protección activa y monitorear los pronósticos locales.
La combinación de lluvias, viento y frío genera un cóctel climático que exige alerta operativa en todo el agro argentino. Desde el NEA hasta la Patagonia, las condiciones varían pero el denominador común es la vulnerabilidad climática.
Este escenario refuerza la necesidad de planificación anticipada, infraestructura resiliente, uso de tecnología aplicada al monitoreo ambiental y una logística flexible que permita ajustar cosechas, siembras y movimientos ganaderos sin pérdidas mayores.