Tomar decisiones sobre cuándo cosechar es fundamental para los viticultores. Demasiado pronto o demasiado tarde puede afectar el sabor de los cultivos. Sin embargo, esta delicada ecuación se ha vuelto más compleja debido al cambio climático. En Francia, por ejemplo, el calentamiento global ha alterado las estaciones de vendimia en las regiones vinícolas, adelantando la fecha de cosecha en casi tres semanas desde 1960. Las enfermedades de las plantas se están propagando en áreas inéditas, los patrones de lluvia están cambiando y el calor, que antes aceleraba la cosecha, ahora está secando las vides en otros lugares.
Para adaptarse a esta realidad, los viejos métodos están siendo reemplazados por nuevos enfoques, como el uso de datos detallados para monitorear el progreso y la salud de los cultivos en un entorno en rápida evolución. La tecnología satelital, según empresas emergentes como Ticinum Aerospace y TerraNIS, está siendo empleada por los viticultores para recolectar las uvas adecuadas en el momento oportuno.
"A veces, los productores no recopilan datos sobre las uvas o lo hacen pero no están organizados, o no saben de qué parcelas provienen las muestras", señaló Daniele De Vecchi, director de proyectos de Ticinum Aerospace para Saturnalia, una plataforma de datos para evaluar las cosechas de los viticultores. "Ahora la industria vinícola puede tomar decisiones basadas en datos. No es tan romántico, pero creo que es la única forma de avanzar".
Mike Zuzulo, de Global Commodity Analytics, agrega: "También se suman a esto los rendimientos a 10 años que estamos viendo ahora, volviendo a niveles cercanos a los de la crisis financiera en la Gran Recesión de 2008. Creo que el mercado está enfocado en China y en el lado negativo que se derramará y habrá contagio".
A medida que se implementa esta tecnología en la producción de vino, su alcance podría ampliarse para ayudar a la agricultura en general. Con el aumento de la desnutrición y las crisis alimentarias relacionadas con el cambio climático, los expertos imaginan un futuro en el que los agricultores puedan manejar sus campos utilizando datos de observación de la Tierra. Esto incluiría información sobre enfermedades de cultivos, infestaciones de plagas, necesidades de nutrientes, estrés hídrico, momentos óptimos de cosecha y calidad del producto.
La combinación de recomendaciones basadas en datos satelitales o de drones con maquinaria agrícola controlada por GPS podría transformar la agricultura, evitando los peores efectos que el cambio climático podría tener en los agricultores. Además, según un informe del Foro Económico Mundial, esta tecnología podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola en un 13%.
El informe predice que el mercado de datos satelitales en agricultura casi se duplicará para 2030, alcanzando casi mil millones de dólares. Además, se espera que esta tecnología reduzca el uso del agua en un 10% aprovechando la información recopilada desde el espacio.
Aunque los satélites han sido utilizados durante años para evaluar aspectos agrícolas a gran escala, como el tamaño de las cosechas, la tecnología más reciente permite que los agricultores individuales midan y aumenten su potencial de rendimiento. Los satélites de la NASA, la Agencia Espacial Europea y empresas privadas como Planet, con sede en San Francisco, ofrecen imágenes terrestres de diversas bandas del espectro electromagnético.
Los satélites también permiten que los agricultores gestionen sus campos de manera más precisa, aplicando fertilizantes solo donde sea necesario. Si esta tecnología se generaliza, los recursos ahorrados, las emisiones evitadas y los cultivos preservados ante un panorama climático cambiante podrían tener un impacto significativo tanto en la lucha para frenar el calentamiento global como en la protección del suministro de alimentos.