¿Están los agricultores quebrando en 2025? La pregunta resuena con fuerza en zonas rurales de EE.UU., donde los carteles de "Se vende", las subastas anticipadas y los números en rojo empiezan a parecer parte del paisaje. La situación, que muchos comparan con la crisis de los años 80, aún no tiene estadísticas oficiales contundentes, pero los testimonios directos reflejan un panorama alarmante.
Para Kirk Witcher, titular de Witcher Auctions, la actividad de su empresa creció notablemente en el primer trimestre de 2025, y espera aún más ventas forzadas en los próximos meses.
"La mayoría de los campos que salen del negocio terminan en una subasta", afirma.
Witcher detalla que muchos productores acumularon pérdidas anuales promedio de 300.000 dólares (aproximadamente 280 millones de pesos argentinos). Incluso menciona casos extremos como el de un agricultor que perdió un millón de dólares (más de 930 millones de pesos) en 2024, a pesar de haber obtenido la mejor cosecha de su vida.
"El problema no es el rendimiento, sino que los costos de insumos, seguros, intereses y precios bajos de los commodities hacen que producir ya no sea rentable", explicó.
Además, nota una ola de retiros anticipados, con agricultores que planeaban jubilarse en 5 o 10 años y han optado por vender antes. Las pérdidas recurrentes, entre 200.000 y 500.000 dólares al año, amenazan no solo el presente, sino también la jubilación futura de estas familias.
En los remates, los compradores se muestran cautelosos: solo adquieren equipos esenciales o buscan gangas. En el sur de EE.UU., sembradoras se venden por la mitad del valor habitual, y si no fuera por la demanda de productores del medio oeste y Canadá, los precios caerían aún más, advierte Witcher.
La visión del banquero: "los agricultores son eternos optimistas"
Tim Wells, banquero en Arkansas desde 1983, también ve con preocupación el momento actual. Aunque asegura que los bancos quieren mantener a los productores activos, la falta de flujo de caja obliga a tomar decisiones difíciles.
"Un cliente perdió 800.000 dólares en 2024 y aún así quiere seguir. Eso habla del espíritu resiliente del productor estadounidense", reflexiona.
Wells pide que el próximo Farm Bill incluya precios objetivos más realistas para reflejar la inflación. También alerta sobre el dilema entre alquilar campos no rentables o salir del negocio: "El mejor campo es el que deja ganancias".
La visión de la productora: cerrar una historia de 150 años
Hallie Shoffner, productora de tercera generación en Arkansas, administra una finca familiar de 2.000 acres (casi 810 hectáreas) especializada en arroz, soja y maíz. Antes de la siembra (#Plant25), hizo cinco proyecciones de costos. En todas perdía dinero.
"No podía hacer que cerraran los números. En todos los escenarios había pérdidas", confesó.
Sin fondos suficientes, con costos altos, sin ayuda federal a tiempo, y con sus padres ya jubilados, tomó una decisión dolorosa: cerrar la operación familiar tras 150 años.
Organizó una subasta con más de 300 artículos, pero los tractores y cosechadoras se vendieron por debajo del valor esperado. En cambio, algunos equipos especializados como tenders de semillas y una planta de arroz tuvieron mejores precios.
Shoffner cree que los agricultores no necesitan más maquinaria para sembrar más hectáreas, sino tecnología para trabajar mejor las que ya tienen. También critica que el Farm Bill destina pocos fondos a cultivos especiales, que podrían ser más rentables, pero no tienen el respaldo de infraestructura ni mercado.
Actualmente, lidera Delta Harvest, un emprendimiento de arroz especial como el Carolina Gold, pero reconoce que es difícil escalar: "Cultivamos en 600 acres, en un mercado de 1,5 millones de acres de arroz en EE.UU.".
"Siento que los agricultores chicos estamos siendo ignorados. No necesitamos más discursos. Necesitamos decisiones. Y rápido."