La campaña agrícola 2025 se desarrolla en un contexto cargado de incertidumbre, con factores inesperados que actúan como verdaderos "cisnes negros" para el sector agroindustrial argentino. Eventos globales, como conflictos geopolíticos, tensiones comerciales y fenómenos climáticos extremos, alteran las previsiones productivas y comerciales, obligando a productores y empresas a extremar la planificación.
Frente a este escenario, el agro apuesta a la tecnología como estrategia defensiva y ofensiva. En lo que va del año, se ha notado un incremento en la importación de maquinaria agrícola, especialmente sembradoras, tractores y cosechadoras de última generación. Esta tendencia refleja una decisión del sector por mantener la eficiencia y asegurar calidad en las tareas productivas, incluso ante la presión financiera y fiscal.
La inversión no se detiene, aunque con mayor selectividad. Según referentes del mercado, las empresas agropecuarias priorizan tecnología de precisión, herramientas que mejoren el uso eficiente de insumos y maquinaria adaptable a distintos cultivos y condiciones.
En paralelo, la macroeconomía sigue condicionando el ánimo del sector. El tipo de cambio, las tasas de interés y la indefinición sobre políticas fiscales, como los derechos de exportación, siguen siendo factores que limitan la capacidad de expansión, especialmente en productores medianos y pequeños.
En resumen, la campaña 2025 es una combinación de desafíos inesperados y decisiones estratégicas, donde la tecnología se posiciona como la mejor aliada frente a un mundo cambiante y cada vez más exigente.