El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) vive horas determinantes. A la espera de un decreto que redefiniría su estructura, representantes de los consejos regionales del país se sentaron cara a cara con el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, para manifestar una preocupación concreta: la posible pérdida del carácter federal que distingue al organismo desde su fundación.
La reunión, celebrada días atrás en Buenos Aires, no fue protocolar. Los consejeros llegaron con un mensaje claro y unificado, avalado por más de 20 presidentes de Consejos Regionales y de Centros de Investigación: no hay innovación ni eficiencia sin arraigo territorial, sin escuchar al interior.
Iraeta no esquivó el tema. Confirmó que el decreto que impulsa el Gobierno está en su tramo final y que los cambios serán profundos. Si bien no brindó detalles, admitió que se plantea una transformación en la gobernanza del Consejo Directivo y en el esquema de autarquía que ha sido clave para el funcionamiento regional del INTA.
Entre los presentes estuvieron Silvana Putelli (Mendoza-San Juan), Cristian Bagnardi (Buenos Aires Sur), Silvana Somadossi (Patagonia), Daniel Lupi (representante técnico-científico), Emiliano Durán (Santa Fe), Ricardo Piskulich (Catamarca-La Rioja), Roque Budeguer (NOA) y Oscar Barbera (NEA), quien además coordina al conjunto de consejeros.
"Queremos un INTA moderno, pero no subordinado", sostuvieron en la carta entregada a Iraeta y dirigida también a los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger. El documento subraya la importancia de sostener un modelo participativo que involucra a universidades, provincias, el sector privado y los propios trabajadores del organismo.
En el mismo texto, los consejeros plantean la necesidad de una "Mesa de Reestructuración Permanente", como ámbito técnico y plural que acompañe los cambios sin desnaturalizar la esencia del INTA. Rechazan que se avance con criterios políticos o centralistas, y advierten que modificar la composición actual del Consejo Directivo -donde el sector privado hoy tiene un rol preponderante- sería una señal contradictoria con el discurso oficial sobre la importancia de la inversión y la gestión público-privada.
Uno de los consejeros lo resumió así tras el encuentro:
"No somos un obstáculo, somos parte del cambio. Pero no vamos a aplaudir si lo que se viene es la recentralización del INTA en Buenos Aires. Eso sería dar un paso atrás".
Mientras el decreto avanza en los despachos oficiales, el INTA se debate entre la reforma y la resistencia. En el medio, cientos de técnicos, investigadores y productores que ven al organismo como una pieza clave en el engranaje del agro argentino esperan definiciones concretas. Y, sobre todo, señales de respeto por el territorio.