Mientras la tensión escala en Medio Oriente tras el ataque de Estados Unidos a Irán, el mercado del petróleo reacciona sin demora. En la Argentina, las petroleras privadas ya comenzaron a remarcar precios y anticipan nuevas subas para julio, empujadas por un Brent que se disparó un 20% en los últimos 30 días.
Puma fue la primera en ajustar sus pizarras, con un 5% de aumento promedio en el AMBA. Le siguió Shell -ahora bajo control de la brasileña Raízen- y se esperan movimientos similares en el interior del país. Por ahora, YPF no se sumó a la ola, pero desde el sector no descartan que lo haga en las próximas semanas si se mantiene la presión internacional sobre el precio del crudo.
Las empresas justifican los aumentos por un combo explosivo: además del alza en el Brent, hubo subas acumuladas en el tipo de cambio (+10%), biocombustibles (+7%), etanol (+2%) y un ajuste del 1,3% en los impuestos específicos al sector. A esto se suma el encarecimiento de los productos terminados -nafta y gasoil- que se importan para abastecer la demanda local.
"Necesitamos comenzar a trasladar estos costos a precios para sostener la cadena de comercialización", admiten desde las compañías, que ya comenzaron a enviar comunicados a las estaciones de servicio.
El escenario se torna complejo: si el conflicto se extiende, el impacto podría ser aún mayor y trasladarse a otras áreas sensibles del consumo y la logística. Las petroleras miran con atención a YPF, cuyo movimiento definirá el nuevo equilibrio del mercado.