En un clima político cada vez más tenso por los posibles cambios que impulsa el Gobierno nacional en el INTA, el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, salió a marcar su posición y se sumó al coro de voces que ya integran Axel Kicillof, Maximiliano Pullaro y las entidades del agro nucleadas en la Mesa de Enlace.
"Quienes toman decisiones deberían venir al interior, recorrer nuestros campos y escuchar a los productores, quienes trabajan de sol a sol", disparó Llaryora en sus redes sociales, en una crítica directa a Federico Sturzenegger, el ministro que lidera la cartera de Desregulación del Estado.
El mandatario cordobés no esquivó la polémica sobre el futuro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y fue enfático: "Cerrar el INTA sería cerrar otra puerta al progreso y a la innovación que el país necesita".
Según Llaryora, el camino no es el ajuste, sino la transformación con sentido federal: "Hay que modernizar el INTA, impulsar alianzas estratégicas con el sector privado y fortalecer su vínculo con el entramado productivo, científico y académico".
Estas declaraciones se suman a las que días atrás lanzó Axel Kicillof desde Buenos Aires: "Quieren volver al modelo agroexportador, pero sin agro. Es un crimen que quieran cerrar el INTA". El gobernador bonaerense, al igual que su par santafesino Maximiliano Pullaro, se mostró preocupado por el avance del Ejecutivo sobre organismos clave para el interior productivo.
"El INTA es federalismo, ciencia, tecnología y es el campo. Por eso tenemos que cuidarlo", sostuvo Pullaro. La posición también fue respaldada por la Mesa de Enlace, que reclamó preservar la autarquía, la gobernanza y la estructura regional del organismo, al que consideraron "una herramienta imprescindible para el desarrollo agropecuario".
El respaldo político y sectorial al INTA crece en un momento clave: el próximo 8 de julio vence el plazo para que el Poder Ejecutivo utilice los "superpoderes" legislativos que permiten hacer reformas sin pasar por el Congreso.
Mientras tanto, el debate se enciende y el campo, desde sus diversas trincheras, muestra que no está dispuesto a ceder terreno.