En Leones, el corazón triguero de Córdoba, el ministro de Bioagroindustria, Sergio Busso, aprovechó el acto oficial de lanzamiento de la campaña de trigo para insistir, una vez más, con una demanda que atraviesa gestiones, partidos y épocas: la eliminación de las retenciones agropecuarias.
"Es una postura histórica de Córdoba. No es nueva ni oportunista. La sostenemos con todos los gobiernos", remarcó el funcionario, en una jornada con fuerte presencia de productores, técnicos y representantes de la cadena agroindustrial.
Lejos de las formas templadas, Busso volvió a poner sobre la mesa el impacto de esta política fiscal: "De cada tres camiones que salen de un campo, uno se lo queda el Estado. Y lo más grave es que nada de eso vuelve". Según dijo, esta situación no solo afecta al productor rural, sino que tiene un efecto dominó que alcanza a toda la economía del interior.
"El comerciante del pueblo, el que vende maquinaria, el proveedor de insumos, todos están condicionados por una política que pone al campo como variable de ajuste", explicó, en un discurso de tono crítico pero medido.
Una postura sin bandera partidaria
El ministro buscó despegar el reclamo de cualquier alineamiento político. "No estamos hablando desde un lugar partidario. Lo dijimos en su momento al kirchnerismo, al macrismo y hoy también lo sostenemos ante un gobierno que llegó con la promesa de eliminarlas, pero que en lugar de hacerlo, las aumenta", lanzó.
El planteo del ministro fue claro: la eliminación de las retenciones no debe ser un eslogan de campaña, sino un compromiso sostenido y planificado. En ese sentido, propuso avanzar en un esquema gradual que permita llegar al 0% en un plazo de tres o cuatro años.
"Lo que hubiera sido sensato es mantener lo que se anunció en enero. No dar marcha atrás. Y, sobre esa base, construir un sendero de salida que brinde previsibilidad al sector", argumentó.
El esfuerzo y la desigualdad
Busso reconoció el esfuerzo del agro en un contexto económico desafiante, pero pidió mirar con atención el reparto del sacrificio: "Todos queremos que la economía se estabilice, que baje la inflación. Pero también es importante analizar con qué recursos se logra el superávit fiscal", dijo, en alusión a los recortes y aumentos impositivos que recaen sobre el sector.
"Hay motores como el petróleo, la minería o la energía que no solo no aportan, sino que reciben beneficios. Y al campo, que viene aportando hace más de dos décadas, lo penalizan", criticó.
Una señal en medio del trigo
El acto en Leones, más allá de su carga simbólica, fue una caja de resonancia para una provincia que ha convertido su postura en política de Estado: retenciones cero para el agro como base de desarrollo y equidad federal.
Con el telón de fondo de los primeros lotes de trigo, la consigna volvió a sonar fuerte: el campo cordobés quiere reglas claras, impuestos razonables y el fin de un esquema que considera injusto y regresivo.