La relación comercial entre Argentina y China atraviesa una etapa compleja pero llena de posibilidades. En el Congreso Maizar 2025, un panel integrado por especialistas y funcionarios abordó la importancia del gigante asiático en la estrategia tecnológica agroindustrial del país, en un contexto atravesado por disputas geopolíticas y avances científicos.
Nelson Illescas, director de la Fundación GPS, abrió el debate con una advertencia: el 92% de las exportaciones argentinas a China se concentran en apenas siete productos. Soja, carne bovina, cebada y sorgo dominan el intercambio. "Esto nos hace vulnerables", aseguró, y subrayó que la diversificación es urgente si se quiere consolidar el vínculo a largo plazo.
En ese sentido, destacó que China busca proveedores alternativos en medio de su conflicto comercial con Estados Unidos. "Hay una oportunidad que debemos aprovechar, pero para eso necesitamos productividad y tecnología", afirmó. El experto señaló que la biotecnología puede ser una aliada clave, aunque también representa un desafío regulatorio: los organismos genéticamente modificados (OGM) tardan entre 8 y 9 años en ser aprobados en China. "Esa asincronía es una barrera no arancelaria que debemos resolver", advirtió.
Desde el Gobierno nacional, el subsecretario de Políticas Agropecuarias y Forestales, Manuel Chiappe, reconoció el problema y aseguró que se está trabajando en acortar los tiempos de aprobación. "El año pasado se aprobaron 23 OGM comerciales en Argentina, un récord", indicó. También adelantó que, en el segundo semestre, se retomará el Grupo Bilateral de Cooperación Técnica con China, inactivo desde 2019.
Chiappe habló de "diplomacia biotecnológica", una estrategia que apunta a ganar protagonismo en foros internacionales como la FAO, pero también a sentar bases técnicas comunes con China. Anunció que ya se acordó con semilleros garantizar la siembra de 2 millones de hectáreas de sorgo, producto con alta demanda en el país asiático.
Por su parte, Sofía Mantilla, directora de Estrategia Internacional de la Cámara de Exportadores (CERA), contextualizó la relación en clave geopolítica. "El acercamiento de Argentina a Estados Unidos enfrió el vínculo con China, pero Pekín aplicó su tradicional paciencia estratégica", dijo. Y recordó que la reciente renovación del swap entre bancos centrales es un signo de continuidad en el vínculo financiero.
La especialista también puso la lupa sobre el nuevo escenario que podría generarse tras la tregua comercial entre Estados Unidos y China, que vence en agosto. "¿Habrá una nueva versión del acuerdo de Fase I? ¿Cómo impactará eso en nuestras exportaciones?", se preguntó.
Frente a la incertidumbre global, Mantilla remarcó que la clave está en fortalecer la competitividad local y anticiparse a los movimientos de China, que sigue siendo uno de los compradores más relevantes de commodities a nivel global. "Necesitamos una mirada estratégica que combine política exterior, tecnología y desarrollo productivo", concluyó.