Aunque se han logrado avances, 41 millones de personas sufrieron hambre en 2023, mientras la malnutrición y el cambio climático amenazan con revertir el progreso.
El cambio climático está afectando gravemente la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, donde la variabilidad climática y los eventos extremos como sequías, inundaciones y tormentas están reduciendo la productividad agrícola, alterando las cadenas de suministro y encareciendo los alimentos.
Un informe reciente de la ONU, Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024, señala que la región es la segunda más expuesta del mundo a eventos climáticos extremos, con el 74% de los países enfrentando una alta frecuencia de estos fenómenos, lo que pone en riesgo los logros alcanzados en la lucha contra el hambre y la malnutrición.
Hambre y disparidades
En 2023, 41 millones de personas padecieron hambre en la región, una cifra que, aunque representa una disminución respecto a 2022, sigue siendo alarmante. Las disparidades entre subregiones son notorias:
Caribe: El hambre afecta al 17,2% de la población, el nivel más alto de la región.Mesoamérica: Se mantiene estable en el 5,8%.
La inseguridad alimentaria moderada o grave también mostró una ligera mejora, afectando a 187,6 millones de personas en 2023, 19,7 millones menos que el año anterior. Estos avances se atribuyen a la recuperación económica postpandemia y programas de protección social en América del Sur.
Impacto en los niños
Los niños son especialmente vulnerables. Uno de cada diez menores de cinco años en la región padece desnutrición crónica, mientras que el 8,6% sufre sobrepeso. Este doble impacto de malnutrición refleja las desigualdades estructurales y la alta exposición al cambio climático.
"La desnutrición y el sobrepeso amenazan diariamente el desarrollo pleno de la infancia en América Latina y el Caribe", afirmó Karin Hulshof, directora regional de UNICEF.
Desafíos estructurales y climáticos
El informe resalta que los desafíos estructurales, como la desigualdad, la falta de acceso a dietas saludables y las crisis económicas, agravan el impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria.
Lola Castro, directora regional del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, subrayó que la región vive la emergencia climática "en primera persona", ya que los productores son quienes enfrentan directamente los eventos extremos al producir, transformar y distribuir alimentos.
Sostenibilidad a largo plazo
La ONU y organismos internacionales como la FAO y el FIDA destacan la necesidad de fortalecer los sistemas agroalimentarios para mejorar la resiliencia frente al cambio climático. Esto incluye:
Infraestructura básica y acceso a financiamiento para pequeños productores.Prácticas agrícolas sostenibles y sistemas de información climática.Políticas públicas integrales que promuevan dietas saludables y equitativas.
Según Mario Lubetkin, subdirector general de la FAO, "la sostenibilidad a largo plazo de los sistemas agroalimentarios es clave para eliminar el hambre y la malnutrición en todas sus formas".
Inversiones urgentes
Las agencias internacionales hicieron un llamado a acelerar las inversiones en las áreas rurales para garantizar que los avances en la lucha contra el hambre no dejen a nadie atrás.
"Debemos redoblar esfuerzos para adaptar los sistemas alimentarios a los efectos del cambio climático, invirtiendo más en las áreas rurales y en las poblaciones más vulnerables", señaló Rossana Polastri, directora regional del FIDA.
América Latina enfrenta un punto crítico en su lucha contra el hambre y la inseguridad alimentaria, donde el cambio climático y las desigualdades estructurales exigen respuestas urgentes y sostenibles.