La campaña fina arranca entre nubarrones y decisiones estratégicas clave para los productores. El analista Jeremías Battistoni, de la consultora AZ Group, repasó el panorama de los fertilizantes, un insumo decisivo para el trigo y la cebada. El escenario global ofrece señales contrapuestas, mientras que en la plaza local los precios se mueven al ritmo de la siembra y la presión sobre el disponible.
A nivel internacional, la urea mostró un comportamiento mixto. La referencia FOB del Medio Oriente cayó levemente 3 dólares en el último mes, ubicándose en 382 dólares por tonelada. Sin embargo, tanto en Brasil como en Estados Unidos se registraron subas en las cotizaciones, lo que sugiere un piso firme de demanda.
Para los fosforados, la tendencia es claramente alcista. El DAP (fosfato diamónico) del Golfo de EE.UU. se elevó a 664 dólares por tonelada, lo que implica un aumento mensual de 29 dólares. Un dato no menor en este escenario es la reaparición de China en el mercado exportador de fosforados, aunque con volúmenes limitados. Por su parte, India se prepara para lanzar una nueva licitación de urea que podría ubicarse entre 1 y 1,5 millones de toneladas, lo que podría marcar el pulso de los precios globales durante junio.
En el mercado argentino, los valores también subieron, pero con cierta cautela. La urea cotiza en 511 dólares por tonelada, cinco dólares por encima del mes anterior, mientras que el MAP (fosfato monoamónico) se ubica en 833 dólares, con un incremento de 20 dólares en el mismo período. No obstante, la demanda se mantiene expectante: la caída del precio de los granos en el disponible afecta las relaciones de compra y limita la capacidad de adquisición.
"La postergación de la siembra de trigo, debido al exceso hídrico en varias zonas clave, ha retrasado el pico habitual de demanda de fertilizantes", advirtió Battistoni. De todos modos, señaló que en las posiciones de cosecha las relaciones de intercambio son muy buenas para todos los granos, lo que abre una ventana de oportunidad a quienes planifican con anticipación.
Con la campaña recién asomando y las señales externas aún por consolidarse, la clave estará en monitorear el avance de la siembra y la reacción del mercado frente a las próximas definiciones logísticas y comerciales.