En febrero, la industria metalmecánica excluida la automotriz fue la que más creció en uso de capacidad instalada, según informó este lunes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Un dato que destaca no solo por su valor técnico, sino por lo que representa: la maquinaria agrícola fue protagonista de este repunte industrial, en un contexto donde el campo vuelve a mostrarse como motor económico.
En términos generales, el uso de la capacidad instalada en la industria argentina se ubicó en el 58,6%, un punto porcentual por encima del mismo mes del año anterior (57,6%). Pero el salto más significativo se dio en la industria metalmecánica no automotriz, que pasó de utilizar el 37,3% de su capacidad en febrero de 2023 a 44% este año, una mejora interanual de casi siete puntos o un 18%.
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— INDEC Argentina (@INDECArgentina) April 21, 2025
La industria utilizó 58,6% de su capacidad instalada durante febrero de 2025 https://t.co/dfFfvbeTI2 pic.twitter.com/5fDAywmAQe
El informe oficial es contundente: "El incremento observado se explica principalmente por los mayores niveles de fabricación de maquinaria agropecuaria y de aparatos de uso doméstico". Entre esos equipos, se destacan tractores, cosechadoras y pulverizadoras autopropulsadas, cuya producción y ventas mostraron un crecimiento sostenido.
El dato no es aislado. Ya a principios de abril, el INDEC había registrado en su Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) un aumento del 52% interanual en la maquinaria agropecuaria durante febrero, y del 56% en el acumulado del primer bimestre.
Estos números consolidan la recuperación que comenzó a vislumbrarse en Expoagro, donde el clima de negocios mejoró, y los indicadores como los patentamientos de maquinaria nueva empezaron a reflejar el renovado dinamismo de este sector clave.
La maquinaria agrícola no solo representa inversión productiva, sino también un indicador adelantado de expectativas en el agro. Su repunte sugiere que, pese al contexto económico desafiante, los productores apuestan por tecnificarse, anticipando una campaña con mejores perspectivas climáticas y comerciales.
Este movimiento también refuerza el impacto positivo que puede tener la actividad agropecuaria en la recuperación económica general, generando demanda en sectores industriales complementarios y empujando un círculo virtuoso que, si se consolida, podría dar aire a la economía real en 2025.