La cooperación agrícola entre Vietnam y Estados Unidos ya no es un apéndice comercial: empieza a convertirse en un eje estratégico del comercio mundial. Así quedó demostrado esta semana en Iowa, donde el ministro de Agricultura y Medio Ambiente de Vietnam, Do Duc Duy, y autoridades del estado norteamericano firmaron cinco memorandos de entendimiento por un valor conjunto de 800 millones de dólares.
Más allá de las cifras, los acuerdos apuntan a algo mayor: la creación de una cadena de suministro agrícola, forestal y pesquera sólida, estable y bilateral. Vietnam busca ampliar su acceso a granos y tecnología; Iowa, colocar sus excedentes con valor agregado. La ecuación cierra para ambos.
Entre los convenios destacados, la empresa vietnamita Khai Anh Binh Thuan se comprometió a importar un millón de toneladas de harina de soja de AGP y casi un millón más de maíz y trigo de United Grain. A su vez, Viet Nhat Nutrition firmó con POET Group la compra de DDGS y soja seca por hasta 70 millones de dólares. La agenda también incluyó cooperación público-privada en sanidad animal con la Asociación de Productores de Carne de Cerdo de Iowa.
El ministro vietnamita fue claro: "No solo queremos comprar, queremos compartir innovación, tecnología y desarrollo conjunto. La agricultura verde y sostenible es nuestro horizonte". Iowa, epicentro del maíz estadounidense, vio en esta visita una oportunidad para posicionarse globalmente más allá de sus fronteras tradicionales.
Según datos oficiales, Vietnam ya figura entre los grandes exportadores globales de arroz, café, frutas tropicales y pescado. Su complementariedad con Estados Unidos es clara: mientras el sudeste asiático aporta sol y biodiversidad, el medio oeste americano ofrece tecnología, genética y escala.
En tiempos de cadenas de suministro rotas y mercados volátiles, ambos países parecen haber encontrado algo más que acuerdos: un nuevo puente productivo entre hemisferios.