Los aumentos de precios de la carne vacuna y del pollo no le dejaron opción a las parrillas en abril último, pero sí reivindicaron la decisión del 12% de la población, sea porque es vegana o vegetariana, de no comer animales muertos.
Ese porcentaje surge de la medición encargada por la Unión Vegana Argentina y realizada por Insights Kantar.
Las principales subas cárneas del mes pasado se dieron en pollo entero (10,7%), osobuco, tapa de nalga y paleta (6,5%).
Entre los cortes más representativos del consumo interno, el asado (61,6%) y el vacío (63,3%) mostraron alzas superiores al promedio general de la carne vacuna.
El lomo fue el corte con mayor incremento interanual: 68,4%.
Los denominados "intermedios" fueron los que más aumentaron entre las distintas categorías, con un promedio del 4,7%.
Les siguieron los cortes "económicos", que subieron 4,6%, y los cortes "caros", con 3,6%.
Menor consumo por habitante
El vaciamiento de las parrillas se vio en la comparación de la ingesta per cápita de carne respecto del mismo mes de 2024, la que se redujo 2,7%, según la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA).
Fue consecuencia de que los precios en mostrador de los distintos cortes aumentaran en el mismo período 60,1%, 13,4 puntos por encima del nivel general del INDEC.
El empinamiento es estructural: en los últimos seis meses, el novillito en Cañuelas registró fuertes aumentos: 8,1% en noviembre, 10,9% en diciembre, 5,1% en enero y 12,7% en febrero, 5,7% en marzo y 2,2% en abril.
En total, el incremento acumulado en el último cuatrimestre alcanzó el 53%.
Las exportaciones, que se encuentran en récord histórico, son determinantes del encarecimiento interno.
En 2024 totalizaron 935.261 toneladas equivalente res c/hueso, ubicándose 9,7% por encima del acumulado en 2023 (852.218 toneladas).
De este modo, CEPA concluye que la carne que dejó de consumirse en Argentina fue depositada en el mercado externo.
Efecto arrastre
La inflación carnívora arrastró a los productos sustitutos, como el pollo, que en abril registró un salto del 10,7%. Se aceleró con relación a marzo, cuando el incremento había sido del 4,3%.
Marcó la mayor suba de precio mensual desde marzo de 2024, cuando había crecido 15,5%.
En el año, el valor avícola acumuló 16,6%.
El impulso que le dio la carne a los otros valores de la alimentación empujó el índice del costo de vida (en el que tiene una fuerte incidencia) y cortó la racha descendente que traía desde el año pasado.
Sin embargo, el Centro CEPA atribuye el descenso en el consumo interno de carne bovina a la (in)capacidad de compra de los salarios que se deterioró significativamente desde noviembre de 2023 a febrero de 2025 (último dato disponible).
Los salarios registrados (públicos + privados) del Índice de Salario del INDEC, pone de relieve, registran una retracción en términos reales, de 4,9% con respecto al nivel de noviembre 2023.
A favor de la industria cárnica que abastece al mercado interno, las alternativas vegetarianas o veganas tampoco son económicas, lo cual frena una eventual abstinencia a ingerir proteína animal.
El país todavía se ubica 10 puntos por debajo del promedio mundial del ránking veggie que publica la revista CEOWORLD, aunque aun así ocupa el 7° lugar en la ponderación internacional.