Según informa Bloomberg el gobierno estadounidense está a punto de revelar pronto un plan sobre la cantidad de biocombustibles de origen agrícola que se mezclarán con combustibles fósiles a partir del próximo año.
Un mandato más estricto, al que algunos en la industria petrolera aún se oponen, crearía un mercado muy necesario para los cultivos tras la imposición de aranceles estadounidenses a China. El principal comprador de materias primas no tiene pedidos de maíz, soja ni trigo estadounidenses de la próxima cosecha, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
"Si no hacemos esto, tendremos un excedente de soja", declaró Caleb Ragland, agricultor de Kentucky y presidente de la Asociación Americana de la Soja, sobre el próximo mandato de biocombustibles.
Trump lanzó un rescate de 28 mil millones de dólares para los agricultores afectados por el estancamiento económico con Pekín durante su primer mandato. Si bien su administración está considerando planes similares, hasta el momento solo ha prometido encontrar mercados nacionales para compensar la pérdida de ventas al exterior y no ha explicado cómo abordar el problema.
Impulsar la demanda interna es una prioridad clave para los productores, los grupos industriales y algunos de los principales comerciantes agrícolas. Esto se debe a que las ventas al exterior de la próxima cosecha de soja están actualmente un 79 % por debajo del promedio de cinco años, según datos del USDA.
Las ventas de maíz están un 49 % por debajo. La economía agrícola estadounidense ya está en dificultades. Una cosecha excepcional de soja a nivel mundial ha impulsado la oferta y ha hecho que el índice de precios de los granos baje más del 40 % desde su máximo de 2022. Y el rebaño de ganado estadounidense ya se encuentra en su nivel más bajo desde la década de 1950, lo que limita la demanda de este grano en las raciones de pienso.
Los gigantes de la agroindustria ADM, Bunge Global y Cargill Inc., así como grupos comerciales como Clean Fuels Alliance America, quieren que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) fije el RVO en al menos 5.250 millones de galones de diésel de biomasa a partir del próximo año, lo que supone un aumento del 60 % con respecto a los niveles de 2025.
Hasta la fecha, las plantas de biodiésel estadounidenses han estado funcionando a tan solo el 51 % de su capacidad en lo que va del año, hasta abril, mientras que la capacidad de diésel renovable (un combustible químicamente idéntico a su homólogo fósil) ha estado funcionando al 72 %.
Anteriormente, empresas de todo el mundo han seguido recortando la inversión en proyectos de biocombustibles, además de reducir los programas de investigación y despedir personal.